Basquet FemeninoNovedadesSelecciones

Chagas: “Es lindo que las más chicas me tengan como referente”

Es una de las mayores promesas del básquet argentino. A los 16 se fue a Italia y hoy vislumbra su gran futuro en el Empoli.

No espera por nadie, toma la pelota y se va de aro a aro para convertir y finalizar una maravillosa jugada. Lo hace en la cancha, pero también afuera de ella. Se adelanta a las preguntas sin freno, como si fueran los rivales que siempre quedan atrás de sus piques. Esa celeridad no es mala, sino su motor. Al igual que en el rectángulo de juego, en la entrevista realiza pausas, domina los tiempos y se explica a la perfección.  

Creció forjándose primero entre varones, siendo la única mujer del equipo masculino de su zona. Casa de Padua, Velez, Los Indios y Berazategui la disfrutaron. Ella, inquieta, no perdió tiempo y a los 16 se mudó sola a Italia, dejándolo todo en busca de su sueño.  

Se golpeó, se levantó y aprendió en la escuela de la vida. Los viajes constantes la transformaron en una chica nómada. Es una modelo para las más chicas y una heroína para nuestra sociedad. Tiene ideales y un mundo por conquistar. 

-¿Es abrumador ser una de las mayores promesas del básquet argentino? 

. No, para nada. Todo lo contrario. Es un orgullo y un honor ser una referencia. No es algo que salió de la nada, sino que fue un gran esfuerzo, que sigo haciendo, para poder llegar a donde llegué. Es lindo ser reconocida por esto y seguir aportando al básquet femenino para que crezca en Argentina. Porque eso es lo que yo quiero. Primero que sea un deporte profesional para todas y luego que podamos competir contra las potencias.  

– Sos hija de un gran jugador de básquet, pero, más allá de eso, ¿cómo empezó tu pasión por la naranja? 

. Siempre fue por mi papá (Oscar). Él jugaba y nosotros íbamos a verlo. Yo arranqué en el club Casa de Padua. Al principio fue raro porque solo había básquet masculino. Sin embargo, me sentí bien desde el inicio y ese fue el pie de todo. Tener roce con los hombres me dio otra intensidad y otra agresividad. Vi esa diferencia cuando me cambié con las chicas. Recibir un hombrazo de un varón, el ritmo de juego, todo era distinto. Ese fue un plus en mi carrera.  

-Por ejemplo, Sabrina Ionescu tuvo una infancia parecida, ya que desde pequeña jugaba contra su hermano y los amigos. ¿Creés que el básquet mixto en formativas puede ser un buen punto de partida hacia una mejora en el país? 

. Me parece que es muy importante que las chicas puedan entrenar con hombres y competir de igual a igual contra ellos. Es un plus, como te dije antes, ya que nosotras tenemos otro estilo. Si te ponés a jugar con ellos adquirís otro roce que en el futuro te va a beneficiar sí o sí.  

– Ascendiste muy rápido en tu carrera. Te fuiste a Vélez, después a Los Indios y finalmente a Berazategui. ¿Qué experiencias te llevaste de cada uno de esos clubes?  

. De Vélez no me acuerdo mucho porque era chiquita. Los Indios fue mi primer equipo estable y me dio la oportunidad de jugar contra chicas más grandes, que era lo que yo quería, competir contra las mejores para mejorar individualmente. Salimos campeonas en el Sub14 porque teníamos una muy buena camada, con Brenda Fontana y Sofía Acevedo. Ese fue un gran premio para nosotras y para el club. De ahí tuve que dar un salto más para seguir creciendo y me llamó Berazategui. En ese momento era muy fanática de Luciana De la Barba y cuando pude jugar contra ella en el primer entrenamiento con el equipo, en donde la tenía que defender y atacar, me dije a mí misma: “Acá es donde tengo que estar. Esto me va a servir. Estar con una chica con tanta calidad me va a hacer mejorar”. Sabía que iba a ser difícil, pero siempre tuve el apoyo de mi familia, que me acompañaba y todos los días mis papás me llevaban y traían a pesar de que había una hora de distancia hasta el club.  

– Después llegó el Campus Sin Fronteras en Las Bahamas, ¿qué sentiste cuando te llegó la invitación? 

. No sabía cómo iba a hacer, pero estaba super emocionada. Me preguntaba cómo sería. Comprendía, por lo que me habían contado y por lo que había leído, que iban a haber muchos entrenadores y varias jugadoras de la WNBA. Eran entrenamientos de cuatro horas a la mañana y después a la tarde teníamos libre para conocer el lugar. Fueron cuatro días que disfruté muchísimo.  

-¿Te ayudó haber participado previamente en los campus de Huevo Sánchez? 

. Sí, fui a un montón de sus campus. En eso se basaban mis veranos. Fue clave cada uno de ellos. Son otros detalles que vas mejorando más allá de los entrenamientos en los equipos, especialmente porque empecé a ir desde que era chica.  

-¿Qué diferencias notaste entre el Campus Global de 2018 y el Sin Fronteras del año previo? 

. El primero siempre es el primero y fue algo hermoso, no solo para mí, sino para todos, porque fueron muchos argentinos. Al Global yo fui sola como mujer de América. Fue bueno porque hubo más nivel, pero no hubo muchas nativas y me crucé con chicas de Europa. Es una linda experiencia. Pude ir a ver el NBA All-Star Game y conocer diferentes cosas.  

-¿Por qué decidiste irte después a Italia, ya que no era la única oferta que tenías? 

. Era irme como profesional a Europa o a un college de Estados Unidos. Yo siempre quise ser jugadora de básquet y sabía que se iba a Norteamérica iba a ser un 50% estudio y un 50% básquet. Eran dos opciones muy lindas. Además, le doy mucha importancia al estudio, y por eso sigo estudiando, ya que estoy haciendo una carrera, pero decidí probar ir al Viejo Continente. Era lo que verdaderamente quería.  

-¿Es muy difícil ser atleta y estudiante? Especialmente porque no tenés la estructura de la NCAA, en donde hay un poco más de presión con respecto a lo segundo.  

. No, es algo que me ayuda a distraerme y que me sirve para no estar todo el tiempo pensando en básquet. Estudio algo que me gusta, que es la nutrición, y me hace bien. Lo tomo a eso como una presión, y lo hago a mis tiempos. No es algo imposible.  

-¿Y qué tan importante es la nutrición en el deporte? 

. Es muy muy importante para la vida de un atleta, para tener un factor diferencial que le ayude a rendir de una manera diferente. A mí, desde que empecé a modificar mi manera de alimentarme, sentí un cambio notable en la cancha. Al comienzo en Italia fue difícil, porque vivía con una familia. Cada uno tenía sus costumbres y ellos comían muchas pastas, por lo que no tenía la oportunidad de elegir qué comer. Luego, cuando me mudé sola, me adapté a mis tiempos y todo mejoró con respecto a mi nutrición personal.  

– Dentro de la cancha cómo te sentiste. ¿Te costó mucho el cambio? 

. En Europa es un juego mucho más ordenado y parado. Por ejemplo, teníamos más de 35 jugadas, con cinco variantes diferentes para cada una de las jugadoras. Tampoco juegan de forma tan agresiva como acá. Me pude adaptar bien y me gustó todo.  

-¿Qué fue lo más difícil? 

. El ritmo sin dudas fue lo que más me costó, también la forma de jugar del entrenador, que era muy distinta a lo que yo estaba acostumbrada. Sobre todo, porque quería ser base, y tenía que saber lo que hacía yo y las cuatro que estaban conmigo. Eso fue muy difícil, debido a que yo venía de ser una revulsiva y, si bien hacía las jugadas, iban destinadas más para mí.  

– En la actualidad sos lo que se conoce como una combo-guard. ¿Tenés miedo de quedarte atrapada entre ambos puestos o querés orientarte hacia el puesto de base? 

. Varias personas ya me lo dijeron. Porque es verdad que yo me siento cómoda en ambas posiciones. Prefiero tirarme hacia el puesto de base. Después, obviamente, los entrenadores me pueden usar en ambas posiciones porque ya no hay mucha diferencia.  

-¿Cómo se entrena para ser base? 
. Lectura del pick and roll, dribling, no hay una cosa clave. Yo desde siempre entreno todos esos fundamentos entonces no me enfoco en uno puntualmente. También pienso que todas deberían practicar de la misma manera, en todas las posiciones, desde el poste bajo hasta salir a tirar o defender toda la cancha. Son variantes que vas a terminar aplicándolas en algún momento.  

-¿Por qué decidiste irte al Empoli?  

. Hace tres años que estoy en el Familia Schio y la temporada pasada fue la primera en la que pude entrenar bien con el equipo. Sabía que iba a ser así porque tuve que pagar derecho de piso y había jugadoras de gran jerarquía. Busqué tener más minutos, con mayor margen para equivocarme. Ganar experiencia y volver con otra cabeza para seguir creciendo. Así y todo, esa experiencia me sirvió un montón y estoy agradecida de todo.  

-¿Sentís que sos una modelo para las más chicas? 

. Puede ser (dice entre risas). Sí (comenta al instante sin dudar). Es lindo que las más chicas me tengan como referente y que me digan que quieren llegar y ser así. Es un orgullo. Siempre apunto a que ellas crezcan, que no pongan excuses, que disfruten y que no dejen el básquet.  

-¿Qué tan lejos creés que estamos de otros países en cuanto a la igualdad en el básquet? 

. Vamos creciendo de a poco, pero todavía estamos muy lejos de lo que es Europa o Estados Unidos, porque allá podés estudiar y hacer deporte de la misma forma, sin dejar uno para realizar el otro, que es algo que acá es muy difícil. También hay mayor competencia, y eso provoca que los clubes hacen apuestas trayendo jugadoras extranjeras. En cambio, en Argentina no se apuesta tanto al básquet femenino y siempre quedan las locales. De esa forma no crece el nivel. Pero de a poco hay que ir desarrollándose en el país. Por ejemplo, hay muchas chicas que se están yendo, que está bueno porque hacen que mejoren, pero también se van de acá.  

– En ese sentido, ¿cómo ves a la Liga Nacional de Básquet Femenino? 

. La veo bien, que está creciendo. Hay que apuntar a que crezca trayendo gente de afuera, para que aumente el nivel de la liga y hacer que todas mejoren. También deseo que todas apunten a poder disputarla.  

-¿Ves muy lejos a la WNBA? 

. Es un sueño, que sería algo muy lindo, pero ahora apunto a tener más participación y minutos en Europa. Para hablar de la WNBA hay que enfocarnos en otra cosa. Muchas jugadoras que están en la Euroliga le dicen que no a la competencia de Estados Unidos porque después, cuando vuelven al Viejo Continente, se rompen al momento de empezar el torneo porque no tuvieron tiempo para descansar. Además, está la selección y si priorizás eso se complica lo otro.  

 

Fuente: Ignacio Miranda – Basquetplus

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *