El retiro de Mario Sepúlveda, “El Señor de los Valores”

A los 45 años dejó la actividad profesional con su último paso por Centro Español de Plottier.

Hay que ser muy buen tipo para que en una sociedad tan exitista lo que más se valore de una persona no sean sus títulos sino su calidad humana. Ese es el sentimiento general que nos deja Mario Sepúlveda con su retiro a los 45 años. Después de una emotiva despedida en la cancha de Centro Español, que albergó sus últimos años como jugador, llueven los mensajes a través de las redes o a su número personal.

“He visto muchas miradas, sonrisas, gestos de complicidad de un montón de gente que me vino a agasajar. Gente que vino en partidos de visitante para verme aunque sea una vez más (jugando) y es con lo que me quedo. Todos los mensajes que vengo recibiendo son en ese sentido. Cualquier partido ganado o logro deportivo queda muy lejos de eso”, comentó Mario a LMN.

Las crónicas sobre Sepúlveda podrían encararse por los cinco ascensos de la Liga Nacional al TNA que logró en equipos distintos, siendo el más ganador en ese rubro. O se puede ir por el lado de los títulos con Neuquén en el Argentino de Mayores en 1995 y 2017. Repasar los títulos locales en el Torito sería interminable.

Sus “bombas” de tres puntos recorrieron las canchas de Argentina en distintas categorías. El oficio y la viveza para defender fueron mejorando con los años, y además fue un capitán con todas las letras.

“Estoy orgulloso de haber transitado gran parte de mi vida haciendo lo que me gusta, lo que elegí, y haber podido elegir el momento del retiro. Si bien tomé el último partido de la fase regular como el último partido oficial, y se lo manifesté a mis compañeros, todo lo que viniera en playoffs iban a ser de regalo. Nunca sabía cuándo iba a ser el último partido”, agregó.

La historia de Mario tiene respuestas para todo. Para los exitistas, hay una vitrina llena de títulos. Para los que ven más allá del resultado, hay un tipazo que enseña a cada paso. Quizás sea uno de los neuquinos más destacables de la historia por haber llevado el nombre de la provincia por todo el país. Pero lo más significativo es cómo lo hizo.

“Estoy feliz de haber podido compartir grandes momentos con mi hermano (Charly) también, con ‘mis familias’, mi compañera de vida, mis padres, mis hijas. Es momento de mucha felicidad”, contó.

Nadie es unánime en el afecto, pero no deja de ser sorprendente la cantidad de compañeros, rivales, árbitros, dirigentes y periodistas que lo quieren y respetan. Eso no se compra ni se busca, se da o no y depende de las acciones. El trato de su parte ha sido de una altura para imitar y no precisamente por su 1,92.

“Me voy con mucha tranquilidad. Con una paz, tanto mental como física, que me libera. No porque haya sido una carga ni mucho menos, sino porque me he exigido tanto por querer estar a la altura que por momentos he dejado de lado golpes dolores y todo tipo de lesiones por ir por más. Hoy es un momento de reconocer esos mensajes que me manda mi cuerpito pidiéndome por favor que le empiece a prestar atención“, avisó.

Las sentencias no son aconsejables a la hora de describir a alguien, pero para quienes lo queremos es imposible no deshacerse en elogios con alguien que mezcló grandeza y generosidad en iguales proporciones. Es conocido como “El Señor de los ascensos”, pero bien podría ser llamado “El Señor de los Valores”.

Fuente: La Mañana de Neuquén

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