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Ríos: “No me esperaba nunca llegar a la Liga Nacional”

El escolta rosarino Joaquín Ríos charló con Pick&Roll a través del Instagram Live el pasado fin de semana. Se refirió a su llegada a Atenas, sumado a sus pasos por Gimnasia LP y Atalaya además de su Rosario, expectativas y diferencias entre categorías.

El básquet argentino es muy competitivo y el salto de una categoría a otra de los clubes y jugadores suele ser complejo. Incluso, muchos no lo soportan y deben retroceder. En ese marco, escasean en ambos ítems quienes en temporadas consecutivas crecieron por mérito deportivo hasta llegar a la Liga Nacional (LNB) y ese es el caso de Joaquín Ríos, una de las fichas mayores que confirmó Atenas de Córdoba para la próxima temporada que no tiene fecha de inicio y su formato está sujeto a cómo se desarrolle la pandemia.

En la 2018/19, el rosarino fue una de las figuras de Atalaya en el Torneo Federal y lo guio a cuartos de final. Incluso, en ese momento todavía alternaba el básquet con su trabajo en una fábrica que tuvo que dejar cuando Gimnasia de La Plata lo contrató para la 2019/20 en la Liga Argentina.

Lejos de encasillarse en un rol, el joven de 24 años tomó responsabilidades aun con otros referentes delante y fue uno de los puntos altos del Lobo en el certamen que se terminó ante de tiempo. En 33 partidos en su debut en el segundo escalón nacional promedió 16 puntos, 4,2 rebotes; 3,4 asistencias; y 1,8 robos en casi 34 minutos.

Su formidable labor tentó al Griego que lo fue a buscar y lo contrató. Ríos dialogó en vivo por Instagram con Pick&Roll y admitió que no tenía en su cabeza dar otro salto de categoría en su vertiginosa carrera. Incluso, contó que lo habló con entrenadores, amigos y familiares antes de tomar la decisión. Además, habló de sus principios en Fisherton, su etapa en El Tala y analizó por qué Rosario no tiene un equipo en la LNB a pesar de que cuenta con una infraestructura y jugadores para conformar un interesante proyecto.

FOTO PRENSA ATALAYA

– ¿Cómo te trata la pandemia?

– Acá en Rosario antes no estaba el virus, no había circulación comunitaria. Ahora como habilitaron todo en Buenos Aires parece que se vino para acá y estamos con restricciones. Vamos a ver qué pasa, que dicen las autoridades, ya sacaron las reuniones pero esperemos que no saquen los gimnasios que ya están abierto de hace bastante, casi dos meses. Ahora con el tema de la transmisión comunitaria, no sé hasta cuándo van a estar abiertos, aunque creo que seguirán con sus restricciones.

– ¿Cómo te mantenes entrenando?

-Estoy yendo al gimnasio cuatro veces por semana y voy a tirar con Ezequiel Dentis. Vamos a tirar un rato a El Tala, a hacer un poco de coordinación para no perder el ritmo. También salgo a correr con una rutina que me da mi preparador físico acá de Rosario. Al principio costó después de estar 70 días sin hacer nada, fue durísimo. Ahora ya un poco más acostumbrado. En esos 70 días seguía entrenando en casa pero uno no tiene los elementos suficientes como para entrenarse bien. Tenía un par de mancuernas y discos pero mucho no podía hacer. Hice pesas pero no podía correr y, por eso, cuando salimos a hacer las cosas, costó.

– ¿El entrenamiento en estas condiciones es sólo para sostenerse o sirve para ganar algo que durante la competencia no se puede?

-Es como para no perder tanto. Uno estando en competencia no podés hacer mucho más. Es para no perder el ritmo, si no haces nada en tu casa es peor y cuesta el doble volver a arrancar. Con hacer algo en tu casa, en los gimnasios y vas volviendo de a poco.

– ¿Cómo se dio tu llegada a Atenas?

-Con Gimnasia yo tenía contrato por una temporada y cuando se terminó el torneo por la pandemia la idea de los dirigentes era renovarle a todo el plantel. Cuando me surgió esto, los llamé y entendieron al igual que (Mauro) Tartaglia y por eso les agradezco la posibilidad de haber jugado en Gimnasia. Realmente no me lo esperaba. Mi representante me dijo que había aun interés de Atenas y al principio tuve dudas.

FOTO PRENSA GIMNASIA LP

– ¿Qué dudas?

-Yo tengo un solo año en Liga Argentina y dudaba de si no era muy pronto dar el salto a la Liga Nacional (LNB) a enfrentarme contra los mejores de Argentina. Al no tener experiencia en Liga Argentina, más allá de que me fue mejor de lo que yo esperaba, la duda era de si no era muy pronto dar el salto. Estas son oportunidades que pasan una sola vez en la vida y hay que aprovecharlas. Hablé con Gustavo Lalima que es el entrenador de El Tala que me tuvo cuatro años, también con Pablo Fernández, Dentis, Nicolás Gianella, familia y amigos y como que ellos me motivaron para que tome la decisión y le dé para adelante.

– ¿Seguís teniendo esas dudas?

-No, ellos me terminaron de confirmar que podía jugar en la LNB y me motivaron. Eso me terminó de completar todo y dije vamos. Como dije antes de llegar a la Liga Argentina, veré con qué me encuentro, yo no le voy a regalar nada a nadie.

– ¿Entendés que hay mucha diferencia de nivel entre una categoría y otra?

-Digo por lo que veo en televisión. Creo que hay diferencia. Del Federal a la Liga Argentina es que en la segunda tenés más espacios para jugar porque el Federal es todo más cerrado y son otro tipo de defensas y jugadores. En la Liga Argentina ya todos se dedican al básquet y algunos estudian también. En la LNB es otra cosa, Gianella me decía que en LNB si le das un espacio a alguien, te vacunan. En el Federal o Liga Argentina si das un espacio quizás llegas a recuperarte o fallan.

– ¿Hablaste algo con el entrenador de Atenas, Osvaldo Arduh?

-No, todavía no hablé con el técnico pero sí con su asistente que me mantuve en contacto con él. Me dijo cómo me manejaba yo en la cancha y le expresé lo que más o menos le puedo transmitir al equipo. Seguramente en un mes y medio o dos me tendré que ir a Córdoba pero con el tema del virus no se sabe cuándo va a arrancar. Todavía no sé nada, seguro que después me van a avisar.

FOTO PRENSA ATENAS

-Es difícil encontrar un jugador que en años consecutivos subió del Torneo Federal a la Liga Argentina y después a la Liga Nacional…

-No me esperaba nunca llegar a la LNB. Mi idea de chiquito era jugar y trabajar. Yo en Rosario cuando jugaba en El Tala trabajaba y nunca imaginé dedicarme al básquet profesional. Cuando se empezaron a dar las oportunidades, las fui pensando bien porque dejar un trabajo no es fácil y más uno al que uno ya está acostumbrado. Fui escalón por escalón, llegué a la LNB y vamos a ver que puedo demostrar.

-Cuándo jugaste en Atalaya el torneo Federal, todavía trabajabas…

-Sí, cuando llegué al club le expliqué al entrenador (N. de R.: Mariano Junco) que yo tenía un trabajo y no iba a dejar de trabajar. No tuvo problemas. Yo entraba a trabajar a la fábrica de turbinas agrícolas a las 6.00 y volvía a las 15.00. Los martes iba 15.30 a hacer físico solo porque mis compañeros entrenaban antes e iba todo roto desde el laburo. Corría unas canchas, tiraba al aro y terminaba roto. Cuando uno va con el equipo es más llevadero, pero solo me aburría.

– ¿Estuviste toda la temporada así o a medida que fueron avanzando la balanza se inclinó para el básquet?

-Tenía un arreglo con el jefe que cuando llegué le expliqué que jugaba al básquet, que tenía que viajar y si algunos días me podía ir antes y después le devolvía las horas. No tuvo problemas porque él también fue deportista e hicimos ese arreglo. Esa temporada, una semana entera estuve en Bahía Blanca porque jugamos contra Villa Mitre y cuando le dije eso me quería matar.

Sabía que había un acuerdo, no tuvo problemas pero cuando volví tuve que laburar doce horas por día. No era fácil, pero me había acostumbrado. Cuando estaba por terminar el torneo estaba muy cansado, no me quería levantar más. Era mi laburo y lo tenía que bancar porque a mí el básquet no me completaba ni el sueldo me alcanzaba. Encima no podía no ir a entrenar tampoco porque uno tiene que cumplir.

-Teniendo en cuenta esto, el torneo que hiciste tiene doble mérito…

-Sí, yo mucho en lo personal no fijé porque me gustó más lo grupal. Me gustó lo que llegó a ser Atalaya en Rosario. Llevar a Atalaya a que juegue cuartos de final, la cancha explotaba con gente de todos lados amante del básquet. Eso me llenó más de alegría que lo personal. El básquet rosarino lo necesitaba. Ahora por suerte hay un equipo en la Liga Argentina que es Sportivo América pero para mí por lo que es Rosario tendría que tener dos o tres equipos y otro en la LNB con jugadores de acá incluso. Rosario tiene los recursos para estar en la liga pero acá la política es difícil, es muy complicado.

FOTO PRENSA ATALAYA

– ¿Por qué Rosario no tiene ningún equipo en la LNB teniendo todo como ciudad?

-Falta gente que quiera trabajar, me parece. A mí no me pasó, pero hay chicos que se fueron de muy chicos afuera a jugar al básquet. Por ejemplo, Marco Giordano y Dentis. Teniendo a Rosario con lo que es como ciudad debería haber un equipo profesional en el que los chicos puedan jugar, terminar la secundaria, estén con sus familias y puedan jugar la liga. Falta gente que quiera aportar. Creo que al equipo lo tiene que armar Rosario como ciudad, incluso con un estadio como tiene Bahía Blanca.

-Ganaste varias veces la Liga Rosarina…

-Sí, acá salí tres veces campeón de la liga local, dos veces con El Tala y otra con Atalaya. Salir campeón con El Tala, que me dio la oportunidad de jugar el Provincial, fue muy lindo. Disfruté mucho jugar ahí, la gente del club es divina y le tengo mucho aprecio a todos porque me abrieron sus puertas. También a Atalaya porque me dieron la posibilidad de jugar el Federal y fui campeón en el local.

– ¿Cuándo se sale campeón con el club en el que se forma es distinto a ganar algo en el profesionalismo?

-Sí, totalmente. Yo acá tenía a mis amigos, mi familia y termina el partido y te abrazas con ellos, te sacas fotos, ves a tus viejos llorando porque se ponen orgullos de que logras algo. Si lo logras afuera es distinto, más raro porque quizás no hay nadie de esas personas. También se celebra y festeja como se debe festejar un campeonato, fuerte. Me pasó un poco cuando fui campeón con Atalaya porque yo no llevaba ni un año en el club, más allá de que estaban mis familaires y amigo. En El Tala hacía cuatro años que estaba allá.

– ¿Dónde arrancaste a jugar al básquet?

Arranqué a los 7-8 años en Fisherton y a los 17 pasé a El Tala porque me llamaron para jugar un Provincial. Cuando sos chiquito haces todos los deportes. Yo era medio indio, llevaba la raqueta de tenis, pelotas de básquet y fútbol y algunas otras cosas al club. Hacía todos los deportes porque era chico. Después me terminé ligando al básquet. Mi sueño era ser arquero de fútbol, me gustaba atajar.

FOTO PRENSA EL TALA

– ¿Ahora jugas al fútbol?

-No, ya no. A veces se juntan a jugar mis amigos al básquet o fútbol y yo no. Trato de evitarlo porque uno ya es profesional. Más allá de que no me van apegar ni nada pero quizás te podes lesionar solo. Yo me cuido, trato de no hacerlo.

– ¿En qué momento hiciste el clic de que ya sos un jugador profesional?

-Cuando llegué a Gimnasia me junté mucho con Dentis y ahí empecé a ver las cosas de otra manera. Él me explicó muchas cosas, como por ejemplo la comida que yo no me cuidaba en nada. Cuando llegué, la nutricionista me tenía cortito. Ahora yo dejé las harinas, lo frito y muchas cosas que antes comía y no me importaba nada. Ezequiel me metió muchas cosas en la cabeza y ahora me cuido.

– ¿Te costó?

-Si. Un día la nutricionista me preguntó qué comía antes de un partido y le contesté un paquete de Oreo. Obviamente no lo podía creer pero yo me sentía bien adentro de la cancha. Eso empezó jodiendo hasta que un momento ya fue en serio. Ahora hace un montón que no como esas galletitas.

– ¿Cuándo entendiste que te era un beneficio?

-Sentí el cambio. Lo hice en mitad de temporada, cuando volvimos del receso. Fui a la dietética y me compré de todo. Después me sentía con más energía y más despierto. Eso estaba bueno, uno no está acostumbrado, pero te sentís mejor.

-Al principio de la entrevista dijiste que no te esperabas la gran temporada que hiciste con Gimnasio, ¿Por qué?

-Pensé que la Liga Argentina me iba a costar mucho más. Me adapté rápido y tuve suerte en lo individual, aunque no en lo grupal. Tuvimos varios lesionados, el técnico me tuvo confianza, yo le respondí y eso me motivó y me hizo muy bien. En Rosario, en El Tala fui luchando y luchando hasta que me convertí en el líder. En Atalaya había varios líderes. En Gimnasia pensé que me iba a costar mucho más transformarme un líder ofensivo pero uno va jugando, pasan los partidos, la mete, el técnico te da confianza y te transforma en un líder para el equipo. También va en tus compañeros que te transmitan en ese liderazgo. Nicolás Gianella, el capitán, muchas veces me daba la pelota y me decía que juegue.

-Viste la puerta y entraste…

-Si. Me gustan los retos y siempre voy por más. Tuve la suerte de que mis compañeros me alentaban, me dieron la posibilidad y creo que no los defraudé.

– ¿Cuánto te molestó que se termine la temporada?

-Un 20, estaba re caliente. Estábamos creciendo como equipo y creo que íbamos a estar entre los mejores cuatro, íbamos a ser la sorpresa. Pero nos agarró la pandemia

FOTO DIARIO EL CIUDADANO

Fuente: Emir Diamante- Pick&Roll

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